Mi querida Marina, hoy tienes 2 años y casi 3 meses. Ibamos a la escuela, hace mucho frío y nos peleamos un poco al cepillarte los dientes. Jugamos, hablamos, brincamos charcos y justo una cuadra antes de tu escuela me pediste que te cargara. Al oido muy bajito y con mucha seguridad, me dijiste: "no me gusta la escuela". Me abrazaste como cuando te acurrucas. Me extraña porque ayer saliste muy contenta, ¿qué pasó?, ¿qué te molestó?. Te dije que te defendería si me decías qué había pasado.
Te dejé, lloraste y te retorciste con mucha fuerza. No entiendo. Aún ahora 4 horas después estoy desconcertada. Me siento incómoda. Pregunté ¿qué hacer?, mi ilusión es que seamos un grupo de personas responsables de tu bienestar, pero mi gran responsabilidad es protegerte y creer que algo pasa. Hasta lo más pequeño es válido.
Marina de mi alma, regálame tus palabras para ofrecerte mi protección.
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