sábado, enero 09, 2016

RENOVANDO

Pues ahora vivo en Xalapa, Veracruz. LLevo 6 meses de optar por el cabello natural y sigo insistiendo en llevar Un Curso de Milagros. Admito que me avergonzaba aceptarlo, me parecía algo "idiota"; el nombre, el libro, las ideas y las personas. Me parecía más Chic decir que era aspirante a budista. Vaya identidad hipócrita la mía. Porque me parece razonable que todo ha tenido que pasar justo así para llegarle a la información que tiene ese libro. Para empezar odiaba todo lo que tuviera que ver con religión, si me decían Jesucristo me pateabas la espinilla. Y de repente todo se vino boca a bajo una vez más, mis anclas se desvanecieron, la gente que era más cercana me comenzó a repudiar. Todas mis herramientas de madurez me dejaron de contener. La sólida valía de "las cosas" me dieron la espalda. Un día ví un programa poco popular donde una señora hablaba de tener una gran sabiduría, no recuerdo el tema, ni su nombre, ni el nombre del programa, recomendaba ver en YouTube un video. Y lo ví. Un hombre en el video hablaba de tomar consciencia o conciencia. Me sacó de mis ideas, de mi dolor, de mi circunstancia, lo escuchaba una y otra vez. Escuché de él todo lo que pude y afortunadamente los videos eran larguísimos, eran horas de fabuloso entretenimiento. Él dijo de Un Curso de Milagros, incluso ví videos de él explicando los conceptos básicos de Un Curso de Milagros... Figúrate, que ésta identidad, la que habito ahora (o creo habitar), es tremendamente obsesiva. Fuí a primera hora a comprar el libro. Con toda la vergüenza del mundo. Lo leí y comencé a llevar las lecciones. Y simplemente me encanta.