miércoles, enero 06, 2010

DE REGRESO A CLASES.

Terminan las vacaciones y voy a regresar a dar clases, otra vez con esos niños que por alguna razón les gusta ser maltratados. No piensen en golpes sino en gritos de cállate, siéntate escúchame. De la hora que dura el taller todo es negar, medir fuerzas, pedir permisos para ir al baño, tomar agua, acusar a los otros de golpes e insultos, hacer lo diferente. Todos tratan de ser especiales a mis ojos de una manera enferma. Maria Montessori diría que están enfermos que habría que regresarlos a la normalidad para que recuperen su sentidos de dignidad.
Y yo en medio. Trato de hablarles, de motivarlos, negociar, de ofrecer, de premiar, un poco amenazar, obligar, recapacitar y al final cuando ya tengo un mal día y no aguanto los detesto y les grito como les gusta para que reaccionen y pongan atención.
Me molestan los niños buenos y los niños malos. Los buenos son molestos con sus "eses" frenilludas, que buscan ternuras obligadas; sus permisos y discursos morales del bien y del mal que creen tener la verdad de todo; con sus enfermedades neuróticas horrorosas para ser los diferentes a lo "pobrecito".
Prefiero los supuestos "niños malos" son más genuinos, más reales, los toscos por sobrevivencia, cuando lloran lo hacen por desolación y no para manipular. Los niños malos tienen problemas reales, los buenos tienen como problema a sus padres que son una partida de posudos, culposos, manipuladores, enfermos emocionales, solitarios de closet, desesperanzados, carentes de vida interior, falsos, hipócritas, convenencieros, controladores y locos convencionales.
Me parece que 8 de cada 10 personas en México tiene una tara neurológica, por supuesto yo tengo la mía bajo cadena, observada, pero hay gente que anda muy libre por ahí derrochando seguridad sin saber que lo suyo es grave y lastima.
Tranquilo, tranquila, no lastimo a nadie. Me lo propongo, quiero en verdad darles lo mejor, lo que reciban.

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