jueves, agosto 13, 2009

SIN PODER SALIR DE CASA, NUEVAMENTE...

Esto debe ser una prueba para un monje budista porque se trata de no desear nada porque nada me será dado.  Eso significa bajar la velocidad de todo lo que haga, de posponer mis planes por semanas o más. 

Cada vez que me equivoco en procurar la temperatura correcta a mi pequeña hija, el castigo no se hace esperar: una gripe larga e incómoda para todos.  (Espero ella lea estas letras cuando sea mamá y se identifique de manera secreta.  Así, sin decirlo muy alto porque las mamás tenemos que ser buenas, buenas, abnegadas, molestas y controladoras. La culpa ajena es nuestro banquete, incluso entre mamás. No cabe duda que nos ganamos el odio a puñaladas.)

Lo cierto es que ya van varios días que no puedo seguir mi rutina, que duermo poco, que quiere que la cargue todo el tiempo, que no come lo que le hago ( que sea sano), que llora por todo porque todo le molesta y que debo estar ahí para ella incondicionalmente.

Pero no soy tan mala.

Ahora, mi parte tierna y misericorde.  Porque también la hay; me preocupa mucho su salud, me molesta mi incapacidad de arroparla correctamente en el momento adecuado, me parece sospechoso que el proceso de cura sea tan largo y complicado.

Espero que alguien me diga cómo tapar a mi hija, un tip objetivo y no eso de no darle gusto a nadie en cuanto a la temperatura corporal de mi hija...   

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