Parezco novata, llevo 36 años tratando de ser una de esas mujeres "bien", de las que saben arreglarse, sacarse partido, que usan tacones, que se maquillan bien, que se peinan, que se visten llamativas y coquetas, que parece que las cosas y la vida no les cuestan trabajo. Vaya, que están bien producidas. Pueden ser ricas o no tanto. Por supuesto que el dinero se nota, pero el gusto se nota más. Pueden o no ser las más hermosas, pero se sacan tremendo partido y van por la vida seduciendo a diestra y siniestra.
Mi primer intento fue a los 16 años, con mi primer sueldo me compré un look dulce, sensual, atrevido y caro. Pero la falda era demasiado corta y mis piernas muy llamativas. El color era rosado y la tela agradable. Al primer cruce de calle, me metieron la mano debajo de la falda que hasta que rasguñaron la pierna...
He intentado acercarme a la normalidad, a lo que se espera de una mujer promedio para ser lo mas bella posible. Pero siempre regreso al aspecto varonil, desaliñado y caótico.
Hoy, junto con una manada de insípidas mamás, apareció una mujer ultra - arreglada, de ojos verdes, peinada dentro del calor sofocante de los vestidores de la escuela de natación para bebés. Tacones de por lo menos 15 centímetros de alto y con más de 30 colores combinados en el estampado de tela de satín. Vestido con hombros descubiertos tipo halter, falda arriba de la rodilla volada como en crinolina. Cinturita, piel suave y clara. CON UN BEBÉ DE 9 MESES y una nanita adolescente que hacía las tareas sucias de mamá.
Por supuesto que no estoy envidiosa, sólo sigo observando la lucha de clases que se acentúa en el ambiente maternoinfantil. La revolución nos hará justicia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario