sábado, enero 14, 2017

Después del 12 de julio del 2016.

Después de que murió mi papá no sé cómo acercarme a mi mamá. Nunca hemos tenido una relación cercana, ni amorosa ni entrañable. Me siento cómoda lejos de ella. Se supone que debería ser un soporte y un pilar para ella ahora que estrena viudez, pero no sé cómo hacerlo. Cada vez que le hablo parece que le molesta, su estrategia es la de no meterse en mi vida y por lo tanto nuestras conversaciones son sobre el clima y muchas evasivas. Sus horarios no son mis horarios y mi memoria evita el momento correcto para hablarle. Yo vivo en otra ciudad, a una hora y media. Ella hace comida los domingos como reunión familiar, es común que vayan mi hermana, con su marido y mi sobrino. Yo casi nunca voy. Casi nunca me acerco, casi no saben de mí, casi no nos llevamos. Y en diciembre todo explotó, tal vez porque mi mamá y mi hermana llevan un duelo terrible que no saben cómo llevarlo o dónde ponerlo. Pero de pronto me reclamaron porque parecía que su dolor era más grande por mi culpa. Mi mamá está más enojada conmigo, mi hermana también. Supongo que acá es como de "aguantar vara" o algo así, porque no sé qué hacer, no sé qué decir, no sé cómo relacionarme. Parece que lo "menos peor" es hablar casi todos los días con mi mamá del clima "haciendo como que" me gusta que no le guste que le hable. Yendo a comer los domingos y guardando estrés de no hablar, pensar o expresarme como soy. Disculpando a mi hija de cómo es y evitando que Manuel aparezca. En realidad son unas 3 horas de comida familiar donde sé que me voy a equivocar, tal vez necesitan un bote de basura para direccionar su dolor o sus críticas. Aguantar vara. Pesadilla, patada en la espinilla, estrés. No me gusta. Tampoco lo hago como sacrificio, es en serio, esto debería escribirse con fosforescente. ¡Ja!, ¿ja?. ¿Qué hago? Yo.

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