Mis seres más cercanos, algunos queridos, piensan que hay algo complicado con mi temperamento. Por supuesto que es una cuestión familiar. Es como ser Argentina en México, porque en México las mujeres como que no se deben de enojar, está muy mal visto. Pues no. Mi abuela, mi mamá, mi hermana y yo nos enojamos y bien enojadas. Pero para lidiar con este asunto, cada quien ha tenido que transitar a su manera. La mía ha sido con antidepresivos, luego con cigarro, luego con alcohol, luego con terapias, luego con culpas, luego con religiones, luego con mentiras, luego aislándome, luego con baños de agua fría, luego con comida, con meditación, con libros, con más mentiras, y al fin se puede decir: Me enojo. ¿Qué hacer en caso de enojo?. No siempre se puede dejar pasar o disimular, a veces me puedo quedar callada y otras salir corriendo, otras sentir la culpa horrorosa de haber sentido tal o cual enojo, otras será entender que así soy y ya.
Espero que se diluya, que disminuya o que se espacíen lo enojos.
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